Es una ciudad con muchísima vida, creo que es lo que más la define. No es monumental, pero sí culturalmente muy atractiva. Para los amantes de la lectura sin duda encontrarán su rincón en el planeta.
A mi me valió con que vinieran a verme desde España, he de reconocerlo.
Tampoco es que conozca toda Europa, pero no es mi ciudad favorita, es cierto. Aunque ir a la fábrica Guinness, tomarme una pinta en un típico pub Dublinés, o pasear por una Universidad donde muchos de los más grandes pensadores europeos han estudiado, no está nada mal.
Además el tiempo acompañó, detalle más que importante en estas tierras.
Lo resumo, como siempre, en fotos.
En la zona comercial de Dublín, llena de gente. O'Conell Street.
En Temple Bar, el barrio más animado
En Trinity Collage, con el rodaje de una serie.
Escultura de Oscar Wilde, nacido en Dublín
La mítica Molly Malone
Catedral de San Patricio
En la fábrica de la mítica cerveza Guinness
El diploma de buenos tiradores de pinta
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